miércoles, 17 de marzo de 2021

 

Buscándome

Hugo Jamioy - (1971) (Nación Kamëntsá). 

Nació en el Valle de Sibundoy, Putumayo.


Durante años

he caminado buscándome

¿Cómo voy a encontrarme

si los lugares

donde escarbé

están fuera de mi tierra?



Los pies en la cabeza

Hugo Jamioy - (1971) (Nación Kamëntsá). 

Nació en el Valle de Sibundoy, Putumayo.


Siempre es bueno

tener los pies en la cabeza,

dice mi taita,

para que tus pasos nunca sean ciegos.



En qué lengua

Hugo Jamioy - (1971) (Nación Kamëntsá). 

Nació en el Valle de Sibundoy, Putumayo.


Hoy, que me encuentro en su oficina

abogando por la vida de mi pueblo,

le pregunto, señor presidente:

¿En qué lengua

están escritos sus sueños?

Parece que están escritos

en inglés, ni siquiera en español.

Los míos están escritos

en camëntssá.

Así

jamás nos entenderemos.



Esta geografía

Hugo Jamioy - (1971) (Nación Kamëntsá). 

Nació en el Valle de Sibundoy, Putumayo.


Esta geografía me está diciendo

que las líneas dibujadas por sus límites

me alejan de la casa de mi hermano

y no puedo abrazarlo,

porque vive al otro lado de la orilla

donde la gente se viste

con las leyes de otro gobierno.

El pasaporte de los antiguos,

cuenta mi Taita,

era su propia forma de vestir

su propia lengua

sus propios alimentos:

así se reconocía al visitante.

Las fronteras

no eran líneas que separan

eran puntos de encuentro.

Los guardianes de los territorios antiguos

en las entradas

celebraban al visitante

con un regalo en sus manos.

Los visitantes,

cuando eran pasajeros,

llevaban en sus gigras un regalo de transeúnte.

Pero si sus pasos

marcaban la danza de la estancia

en sus espaldas cargaban

los frutos de su trabajo hecho maíz,

los símbolos de la vida

dibujados en una cobija

para abrigar los sueños

en la tierra de sus hermanos.

Los Taitas

ya sabían quién los visitaría.

Mucho antes de anunciar su llegada

con la danza del Yagé

predecían quién vendría;

entonces preparaban los mejores alimentos

las mejores mantas para abrigar sus sueños

y armonizaban su encuentro

con un abrazo fraterno

y luego,

fortalecían sus miradas

con el ritual del Yagé…




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